Con indignación, APSE y la Secretaría de Asuntos del Pensionado, el Jubilado y el Adulto Mayor, se oponen y rechazan enérgicamente la disposición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su sesión No. 474 del 4 agosto de 2021, que cataloga a la vejez como una enfermedad, incluyéndola en la undécima edición de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas de la Salud Relacionados (CIE), que se publicará a partir del año 2022. Nuestra posición se fundamenta en que esta es una medida que atenta y violenta los derechos y libertades de las personas Adultas Mayores.
La vejez es un proceso biológico, dinámico, inevitable, inherente a nuestro proceso natural de vida, una etapa más del ciclo vital, es parte del proceso universal de todos los seres vivos.
Ciertamente envejecer es un proceso de transformaciones en todos los ámbitos del desarrollo de esta etapa de vida, que disminuyen las capacidades de la persona adulta mayor, para hacer frente a los cambios propios de la edad y del entorno, lo que la pone en un estado de vulnerabilidad y fragilidad. Pero, al tomarse toda una serie de medidas preventivas en la salud, el envejecimiento puede llevarse de forma saludable.
Datos del Observatorio Demográfico de la CEPAL, dan cuenta que América Latina y el Caribe atraviesan por un proceso de envejecimiento demográfico, que irá en aumento, de tal manera que para el 2050 se proyecta que las personas de 60 años y mas, serán casi el 25 % de la población. En nuestro país, el Centro Centroamericano de Población de la Universidad de Costa Rica proyecta que, para el año 2050, el 21% de nuestra población será de más de 65 años.
Factores como la prolongación de la esperanza de vida y el descenso en la tasa de natalidad, hacen posible ésta realidad demográfica. Estos datos deben alertarnos, pues es un logro, una expectativa de vida tan alta, pero a la vez se convierte en un desafio social, político, cultural, económico, pues esta población deberá vivir con dignidad física, bienestar social, trato digno, a través de diferentes estrategias, que incrementen un envejecimiento activo, saludable, inclusivo, y participativo, al amparo de la protección de los Derechos Humanos.
Esta medida de la OMS es discriminatoria, pues tratar la vejez como una enfermedad, limita el bienestar de la población adulta mayor, ya que la condiciona a un estado de vulnerabilidad, exclusión social y mayor dependencia.
De la misma manera se convierte en una medida regresiva, que entra en contradicción con la Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Adultas Mayores, aprobada por la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) el 15 de junio del 2015, con los principios de la ONU, de la misma OMS, y de los diferentes esfuerzos realizados a nivel Internacional en materia de vejez y envejecimiento. La Convención Interamericana establece en su artículo No. 6 el Derecho a la vida y a la dignidad en la vejez, estableciendo para los Estados Parte, la adopción de las medidas necesarias que garanticen a las personas mayores, el goce efectivo del derecho a la vida y el derecho de vivir con dignidad en la vejez hasta el fin de sus días, en igualdad de condiciones, con otros sectores de la población.
El enfoque que está dando la OMS a la vejez, es por tanto, un enfoque de discriminación, carencias, dificultades y enfermedades.
Se exhorta por lo tanto, a los organismos nacionales e internacionales, a su intervención, para que la decisión de la OMS, de clasificar la vejez como una enfermedad, sea rechazada, y que se impulse de forma paralela a ello, toda una serie de medidas, estrategias, políticas para que las personas adultas mayores vivan esta etapa de vida como una experiencia saludable, con dignidad, donde no tenga cabida ninguna forma de discriminación, abandono, maltrato o abuso en este grupo etario.
Zaray Esquivel Molina, Presidenta
Silvia Rovira Abarca, Vicepresidenta
Dennis Solís Cruz, Secretario General
Prensa APSE, 1 de noviembre del 2021