Escuela Sindical reforzará intercambio de experiencias entre estudiantes

!/media/import/2013/2Febrero/fts/escuela/1.jpg!Entrevista

Ariane Grau Crespo

Coordinadora de la Escuela de Formación

Sindical de la APSE

Dirigentes regionales y bases aprenderán juntos

Escuela Sindical reforzará intercambio de experiencias entre estudiantes

Una escuela sindical más experimentada recibirá a 230 apsinos y apsinas de las diferentes regionales en este primer semestre de capacitación.

El primero en acudir a las aulas de la Escuela de Formación Sindical _Luisa González Gutiérrez_de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), es el grupo conformado por las regionales de la 1 a la 14, el sábado 9 de febrero de 2013.

Se cuenta con cuatro grupos: dos en San José, uno en San Carlos y otro en Pérez Zeledón.

La coordinadora de la Escuela, Ariane Grau Crespo, anunció algunas novedades que se introducirán en este segundo año de formación sindical de la APSE, como el de potenciar el intercambio de ideas y experiencias entre los estudiantes e incorporar dentro del equipo de formadores a dirigentes sindicales, campesinos y comunales.

Norma Umaña/APSE

-Tomando en cuenta la experiencia del 2012, ¿considera necesario reforzar algunas temáticas? ¿Cambios en el currículo para este año?

No estamos haciendo ningún cambio en el currículo como tal, son los mismos cursos del año pasado.

Vamos a hacer un cambio metodológico; los cursos optativos, que ofrecíamos al final de cada nivel, pasarán a ser obligatorios. Además, reforzaremos la dinámica no presencial. El año pasado dejamos algunas tareas, pero ahora vamos a introducir más trabajo usando las nuevas tecnologías, como Facebook y la página Web, para que haya mayores espacios de interacción entre los grupos y entre los estudiantes; asimismo,  más trabajos entre una clase y la otra.

-¿Implementarán algún plan de capacitación para los graduados del nivel superior?

En este momento no existe ningún plan establecido, pero sí está el reto de que tenemos que hacer algo porque, incluso, es una demanda de la mayoría de las personas que se graduaron. Todavía podemos decir que estamos en un plan piloto con la Escuela.

-¿Existe la posibilidad de que los apsinos experimentados se eximan del primer nivel y pasen directamente al nivel superior o tengan un plan de reforzamiento?

Por ahora tienen que cursar los dos niveles. Puede valorarse esa posibilidad; sin embargo, tiene una parte positiva el hecho de que todos pasen el primer nivel porque también se va creando un clima de confianza y aprendizaje a través del intercambio de experiencias, ideas y discusiones.

Otra novedad es que los directivos regionales y los afiliados de base no estarán separados, sino revueltos, y los grupos solo serán divididos por regionales.

-¿Se capacita sobre temas que se van generando conforme la coyuntura política, social y económica del país?

Cuando el tema es de gran envergadura, introducimos una charla corta al inicio de la sesión, y en otros casos les entregamos material y les recomendamos la lectura.

Independientemente de eso, hay muchos cursos que tienen que ver con la actualidad; por ejemplo, el de derechos laborales.

Siempre vamos a estar dialogando sobre la coyuntura política actual. Además, si no lo hacemos nosotros, lo hacen los estudiantes porque cada cual llega con sus preocupaciones, con sus problemas y su bagaje de experiencia política y sindical.

-¿Cuál es la dinámica utilizada para evaluar lo aprendido?

En realidad no tenemos un instrumento para eso. Es un poco subjetivo, en el sentido de que lo que una sí va viendo en el seguimiento es cómo van cambiando los niveles de participación, no solo cuantitativa sino cualitativamente, conforme van obteniendo información en las sesiones. Se va adquiriendo un lenguaje, una forma de pensamiento más politizada entre los estudiantes.

También es de método, de forma de racionamiento, de análisis, de discusión, es más herramienta que conocimiento, porque lo que te da la Escuela son herramientas para ser un mejor activista social.

-¿Cuál es el balance tras un año de fundada la Escuela de Formación Sindical?

El principal logro es haber graduado una promoción de 200 apsinos y apsinas,  quienes estuvieron recibiendo, sistemáticamente, una formación básica sindical, de enero a diciembre de 2012. Ha sido muy satisfactorio haber concluido con un proceso de formación de nuevo liderazgo en toda su integralidad, con cursos de distintos niveles y áreas.

!/media/import/2013/2Febrero/fts/escuela/2.jpg!La mitad son dirigentes regionales y la otra de las bases, que tienen un potencial mayor, incluso para ocupar puestos en las directivas de la APSE. Hay mucha gente joven y el 50% son mujeres.

Pienso que para este año va a ser mejor, que ya no estamos improvisando, sino que ya hay una experiencia, desde la cual partimos que resultó bastante satisfactoria. Nunca se suspendió un día, quiere decir que en ese aspecto el modelo funcionó; por supuesto que hay cosas que mejorar y perfeccionar.

-¿Poca gente asistió solo a uno de los dos niveles?

Sí, fueron pocos, debido a que cambiaron sus condiciones familiares y personales; no fue falta de interés en continuar.

-¿Es prematuro evaluar el grado de concienciación de los primeros graduados?

La Escuela les dio una formación básica, pero va a depender de cada uno cómo utilizar esas herramientas en el día a día como activistas o sindicalistas.

Sí sería importante evaluar, con un poco más de tiempo, cómo ellos valoran de qué les sirvió esa experiencia. O bien, se podría hacer un seguimiento a los que se graduaron, para determinar en qué medida mejoraron su participación, más que todo desde lo cualitativo, en el quehacer sindical y social. Tienen nuevos conocimientos instalados, hay que ver qué uso hacen de ellos.

-¿Cuál es la experiencia más enriquecedora que le ha dejado este primer año de la Escuela Sindical?

Lo más motivador es ver cómo el lugar se iba llenando cuando empezábamos una nueva sesión, porque siempre existía el reto de cuánta gente va a asistir, ese miedo a la deserción. El entusiasmo de los estudiantes era lo que más nos animaba a continuar con el trabajo, ya que era una forma de decirnos que lo estábamos haciendo bien.

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